miércoles, 8 de agosto de 2007

SI TUVIESE OTRO PEDAL. Tenía la bicicleta.

Anoche me pasé con la bebida. Mea culpa. Afortunadamente no acabé limpiándome la pota con la bandera de la embajada libanesa, ni pegándole a un indigente acartonado, ni despertando a los vecinos cantando el Asturias patria queridaaaaa, astuuuriaaas de mis amoooo-oo-oo-reeees. No, no es mi estilo. Soy un intoxicado tranquilo. Soy el James Stewart de los intoxicados etílicos.

El vino blanco es peligroso como un escorpión. Cuando menos te lo esperas, cuando más relajado estás, sale de debajo de la piedra y te pega un mordiscón que te deja fino. No volveré a mezclar cerveza con vino blanco con tinto de verano y con ron-cola en la misma cena. Trato de prometérmelo a mí mismo. Pro-metérmelo. Ya estamos. No se puede ser yo.

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