viernes, 7 de septiembre de 2007

ÁNGULOS OSCUROS. Pensamientos provocados por el hartazgo del tecleo y la constatación de la tristeza.

Nadie es inocente. Solo los recién nacidos, y dejan de serlo muy pronto, en cuanto adquieren color, capacidad de movimiento, y sobre todo, la facultad de expresión. Todos somos turbios polígonos anegados de dolor, con ángulos de luz y ángulos llenos de sombra. En la geometría surgida del amnios, en la búsqueda de nuestra armonía, podemos elegir entre cegarnos por exceso o por defecto. El término medio resulta desolador, por mucho que digan. Nadar en estas fuentes nunca será tranquilo. Es por ello que no debemos prescindir del estudio de los ángulos oscuros, pues en ellos está parte de la sabiduría.

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