domingo, 9 de septiembre de 2007

VUELVE EL MACHO ALFA. La jungla de cristal 4.0 devuelve la testosterona a la gran pantalla.


Seguramente uno no piensa nunca en lo debe olerle el alerón a John McLaine al final de la peli después de tanto mamporro, carrera y pirueta. Será por eso que nadie se le acerca a darle la enhorabuena. Debe ser una mezcla entre tigre, Baron Dandy reseco y tortilla de cebolla caducada.

Ayer vi la nueva entrega de una de las sagas más rentables del cine de acción USA. McLaine gusta, nos cae simpático, porque es un perdedor. Sí, sí, ya, siempre le gana la partida a los villanos de turno, pero su mujer le ha dejado y su hija le soporta poco. Y tiene un currele de poli, nada del otro mundo. Es fácil que cualquier varón de edad media se identifique con él. Es decir, McLaine es un hombre del pueblo... y para el pueblo, dado que sus momentos estelares los pasa salvando a los EEUU de los malosos. Y en esta entrega, de ciberterroristas.

Me gustaría que alguien contabilizase el número de muertos que hay en La jungla de cristal 4. Yo creo que supera la centena entre villanos, civiles y miembros de los cuerpos de seguridad norteamericanos. Y es que se ve que allí las balas se regalan, como casi veíamos en el documental Bowling for Columbine.

Una película graciosa, más de lo mismo, acción a raudales, con alguna vuelta de tuerca/exceso, pero consumiblemente bien.

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