lunes, 10 de agosto de 2009

VIVE LA FRANCE

Ella era de origen marroquí, pero hija de la Grandeur. Tenía un nombre inpronunciable y se sentaba junto a un efebo magrebí. Me coloqué frente a ella y le hablé. Me dijo que mi acento francés era muy bueno.

Un tipo se puso celoso. Gilipollas. Al poco tiempo ella y yo nos acariciábamos las manos y los antebrazos, ella me masajeaba la frente. Me dijo que le gustaba mi cabeza. Le dije algunos piropos.

El celoso señaló que yo tenía tetas. ¿Puedes hacer esto? le señalé retador mientras elevaba los pectorales. Ella, curiosa, propuso un intercambio de pechos. Yo agarré uno suyo y ella uno mío. La gente en la mesa se escandalizó. El celoso se fue a la otra punta. Con un gesto de derrota comentó en voz baja a su vecino: ¿Tú has visto lo que hay allí?

Ella reía, me miraba con ojos cómplices. Dijo soy francesa, a lo que yo respondí vive la France.

Era de noche. Luego fui su montura, su caballo español.

1 comentario:

Stultifer dijo...

Ya empezamos, ya empezamos...